"¿Qué sucede cuando entramos en esta experiencia del silencio? En un principio, nuestro diálogo interno se vuelve todavía más turbulento.Sentimos la necesidad apremiante de decir cosas. He conocido personas que llegan a la desesperación total el primer o el segundo día que se consagran a guardar silencio durante un periodo prolongado. Súbitamente les invade una sensación de urgencia y de ansiedad. Pero a medida que perseveran en la experiencia, su diálogo interno comienza a callar. Y al poco tiempo, el silencio se vuelve profundo. Esto se debe a que después de cierto tiempo, la mente se da por vencida; se da cuenta de que no tiene sentido insistir e insistir si el yo - el espíritu, el que decide - no desea hablar; y punto. Luego, cuando calla el diálogo interior, empezamos a experimentar la quietud del campo de la potencialidad pura."
Vivimos en la falsa creencia que somos lo que pensamos, que nuestros pensamientos son nuestros, que somos nuestra mente. Así quedamos sometidos, encadenados a su desenfrenada e imparable producción abrumadora.
Aceptar que no soy lo que pienso...
Ni siquiera soy quien pienso...
Entender que mi mente produce automáticamente sin mi intervención...
Eso es entrar en el silencio.
A medida que logro liberarme de la dictadura de mi mente que me limita a las pocas opciones que ella sostiene, puedo ir abriéndome, a fuerza de silencio, a la libertad de elegir entre la infinitud de posibilidades del campo de la potencialidad pura.
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