sábado, 22 de octubre de 2016

Los maltratadores que no necesitan pegar...

Por Irantzu Varela Irantzu Varela n
Un día le escuché a Miguel Lorente -que de esto sabe mucho- decir que no existen diferentes tipos de maltratadores. Que los maltratadores físicos son, simplemente, maltratadores ‘poco eficientes’. Que los ‘buenos’ maltratadores son los que maltratan tan bien, que no necesitan pegar.
Y es que no hay diferentes tipos de maltrato. Sólo hay grados.
Evidentemente, las mujeres que sufren torturas físicas en su pareja están expuestas auna brutalidad extrema que pone en peligro sus vidas. Pero las mujeres asesinadas a manos de sus “compañeros” son sólo una muestra ínfima -por intolerables que sean las cifras del feminicidio– de la situación de tortura a la que se encuentran expuestas muchas mujeres en el espacio de seguridad y complicidad que debería ser la pareja.
Los maltratadores someten a sus compañeras a un desgaste psicológico tal, que ellas llegan a creer que tienen lo que se merecen, que todo es culpa suya, que nunca, nadie -que no sea su torturador- las va a querer.
Los maltratadores que no necesitan pegar torturan psicológicamente a sus compañeras, les minan la autoestima hasta hacerlas creer que él es el único hombre que podría aguantar a una mujer inútil, insoportable y carente de todo atractivo, como ellas. Insultan, humillan en público, desprecian a sus compañeras, hasta hacerlas creer que no valen para nada.
Esos hombres que no necesitan pegar alejan a sus compañeras de todas las personas que las quieren. Las enfrentan a su familia, a su gente, encuentran argumentos para desprestigiar y espantar a cualquiera que pueda querer a su presa.
Su estrategia es, precisamente, hacer creer a su compañera que está sola, que nadie la quiere, que necesita su protección. Pero, a cambio, se quedan con su libertad. Y esta sociedad que legitima el binomio hombre-protector, mujer-protegida da cuerda a ese juego.
Elementos del maltrato
Elementos del maltrato
Y así, las mujeres que viven con un maltratador que no necesita pegar, no encuentran el momento exacto en que poder decirle a su gente, al teléfono contra el maltrato, a la policía, que están viviendo en una situación de tortura. Porque esta sociedad que identifica la violencia contra las mujeres con muertas y ojos morados, no es capaz de ver las heridas que te hace quien dedica cada día a hacerte creer que le necesitas para vivir, pero te hace la vida imposible. ¿Cómo explicar que te ha dejado sin libertad, sin autoestima, sin vida?
Las mujeres que viven con un maltratador que no necesita pegar, como las que viven con uno que las pega, no son tontas. Son mujeres fuertes, optimistas y sensibles, que -influidas por la forma en que esta sociedad desigual ha inventado e impuesto el amor- se aferran a ese hombre seductor y detallista que las convenció de que sería un buen compañero. Recuerdan esos tiempos, antes del primer insulto, del primer silencio impuesto, de la primera mirada intimidatoria, del primer desprecio, cuando todavía no habían entendido que ése que grita, insulta, humilla, desprecia es, en realidad, el hombre que han elegido como compañero.
Asumir que el hombre al que has elegido como compañero es un maltratador es muy difícil. Pero es mucho más difícil explicárselo a un entorno que te preguntará: ¿pero, alguna vez te ha pegado?… Pues no, nunca me pegó. No le hizo falta.
Irantzu Varela es periodista, feminista, experta en género y comunicación, y (de)formadora en talleres sobre igualdad en Faktoría Lila.

jueves, 20 de octubre de 2016

«Los niños deben pasar los seis primeros años de su vida sin tecnología»

Entrevista del Diario de Ibiza

Álvaro Bilbao: «Los niños deben pasar los seis primeros años de su vida sin tecnología»

Álvaro Bilbao abre la séptima edición del ciclo ´La aventura de educar en familia´ con una conferencia sobre el uso de las nuevas tecnologías

05.02.2016 | 11:41
Álvaro Bilbao afirma que hoy en día es posible mantener a los niños alejados de la tecnología. 

Neuropsicólogo y psicoterapeuta. ´Las nuevas tecnologías en el cerebro en desarrollo de nuestros hijos´ es el título de la conferencia que Álvaro Bilbao pronuncia el viernes a las 19.30 horas en el Palacio de Congresos de Santa Eulària en la séptima edición del ciclo ´La aventura de educar en familia´. El experto aboga por retrasar el uso de las nuevas tecnologías porque primero hay que enseñar al cerebro «a pensar, a estar atento, a imaginar».
-¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en el desarrollo del cerebro de los niños?
Álvaro Bilbao afirma que hoy en día es posible mantener a los niños alejados de la tecnología.
-Lo primero que siempre digo es que las nuevas tecnologías son positivas para la sociedad y algo importante. Sin embargo, en el cerebro en desarrollo de los niños, y sobre todo de los más pequeños, están saliendo investigaciones que hablan de que su efecto puede ser negativo.
-¿En qué sentido?
-En primer lugar pueden reducir su capacidad de tener autocontrol. Las nuevas tecnologías, los videojuegos sobre todo o estar mirando cosas en Internet continuamente, hacen que el niño esté constantemente estimulado y tiene menos oportunidad de ejercer autocontrol, porque todo el control lo lleva la máquina. Otro efecto es que si los estímulos a los que está expuesto son muy intensos, muy rápidos, como en los videojuegos, el niño puede perder el interés por cosas que son un poco más lentas o menos intensas, como la maestra, la pizarra, un libro o jugar en la calle con los amigos; el niño se acostumbra a tener estímulos muy rápidos y cuando bajan de velocidad se empieza a aburrir.
-¿Hasta qué edad cree que los niños deberían estar alejados de móviles, tabletas u ordenadores?
-Sin lugar a dudas, y de acuerdo con la Sociedad Americana de Pediatría y la Clínica Mayo, hasta los tres años no deberían estar en contacto con estas tecnologías en ningún momento. Esa imagen que tenemos de un niño de un año o dos que no sabe hablar y que casi no anda pero que empieza a pasar el dedo por la tableta deberíamos borrarla de nuestra cultura porque los padres que tienen en mente que es positivo y muy beneficioso están muy equivocados; sabemos que es precisamente lo contrario.
-¿Y a partir de ahí?
-Yo voy un poco más allá. Creo que es importante que los niños pasen los seis primeros años de su vida sin tecnología porque es una edad muy importante en el desarrollo de la imaginación, que si no se desarrolla en esos años, luego cuesta mucho. Cuanto más tiempo pasan jugando a lo que llamamos el juego libre –que no va de la mano de otra persona o de un dispositivo o tecnología– mucho más desarrollan la imaginación. El aburrimiento es la madre de la imaginación y si el niño está constantemente entretenido no tiene tiempo para aburrirse ni para imaginarse o crear sus propios mundos donde jugar.
-¿Pero hoy en día es posible mantener a los niños lejos de la tecnología?
-Sí. Yo doy charlas en muchos sitios y hay muchos padres que desde hace tiempo lo tienen claro. A ver, es importante equilibrar. Yo no digo que vayas de vacaciones con el niño, hagas una foto con el móvil y por la noche no se la puedas enseñar, eso es ridículo, porque es bueno que vean fotos, les ayuda a construir su memoria. De la misma manera que es normal que le pongamos al teléfono a la abuela. Pero sí deberíamos limitar todo lo posible esos tiempos que el niño está tumbado en el sofá pasando el dedo por delante de la pantalla. Y se consigue con una palabra mágica que es ´no´.
-Esto va en contra de lo que se vende actualmente que los niños de hoy son nativos digitales...
-Esa frase en el fondo es un mito porque el mundo digital no es un idioma en sí mismo. Cuando el niño juega con un dispositivo no está activando las zonas del cerebro que tienen que ver con el lenguaje sino con el movimiento de la mano y la visión. Sí que es positivo enseñar programación, el tema de robótica, porque sí estamos enseñando a los niños ese lenguaje y estamos ayudándoles a pensar en otro idioma distinto. Pero que esté sentado jugando a un videojuego no quiere decir que sea nativo digital; a una señora de 70 años le das un iPad y en dos o tres días es capaz de enviar correos, whatsapps y buscar cosas en Internet porque es sencillo e intuitivo.
-¿Y que los niños demanden la tecnología desde muy temprano se debe a que es lo que ven en sus casas, en sus padres?
-Sí. Los niños tienen desarrolladas una serie de neuronas que se llaman neuronas espejo y lo que hacen es imitar todo lo que ven en los padres. Cuanto más tiempo pasan los padres delante del iPad es más fácil que el niño intente jugar con esa tecnología. También lo demandan mucho porque sus amigos lo tienen y porque es un estímulo muy interesante para ellos. Es como la Coca Cola: si se las das a un niño de tres años te pedirá al día siguiente y al otro, porque tiene mucha azúcar, cafeína, que le estimula y le encanta; pero que le encante no quiere decir que se la tengamos que dar todos los días porque es muy perjudicial para él.
-¿Pero existe alguna ventaja en el uso de las nuevas tecnologías en niños pequeños?
-No. Hay estudios que dicen que puede aumentar la velocidad de procesamiento, hacer que tenga una atención más rápida, pero son pocos, y hay tantos que van en dirección contraria de estos... Además, que tengan una atención más rápida no es necesariamente bueno: para ser pilotos de combate eso puede ser beneficioso, pero hoy en día lo que piden a los ejecutivos, a las personas mayores, es tener una atención más calmada, que te permita estar concentrado más tiempo. Y tener una atención más rápida también implica que el niño no sea capaz de esperar el tiempo suficiente para que aparezcan los estímulos que interesan.
-Pese a todo esto está de moda introducir pronto la tecnología en las escuelas con ordenadores, pizarras digitales. ¿Es acertado?
-Es distinto usar las nuevas tecnologías como soporte educativo a que el niño esté en casa sentado en el sofá. Yo defiendo que el niño no debe pasar la tarde en el sofá usando el iPad, que es mejor que esté aburriéndose, pintando, haciendo cosas que salgan de su cabeza, y no del ordenador. Aun así, hay estudios que dicen que un niño aprenderá matemáticas mucho antes jugando con unas cuentas, con garbanzos, que utilizando programas de ordenador que están diseñados para que aprenda.
-¿Por qué?
-Porque el cerebro une mucho la parte física y la parte cognitiva. Es decir, que maneja las dos partes y la del razonamiento está estrechamente ligada a la parte de la movilidad de la mano. Entonces, si el niño no tiene que hacer un movimiento de contar, de tocar, físicamente, es más difícil que aprenda todas estas cosas. Yo soy partidario de una metodología basada en el contacto físico con objetos, sobre todo los primeros años, como Montessori, a otra con el mejor dispositivo programado para estudiar matemáticas. Luego, más adelante, es maravilloso que estén en clase y que puedan estudiar por proyectos, hacer un trabajo sobre el descubrimiento de América y sean capaces de mirar en Internet.
-Precisamente hace unas semanas una noticia explicaba que la mayoría de los hijos de empleados de grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley estudian en colegios sin ordenadores ni dispositivos electrónicos.
-Estos directivos llevan a sus niños a un colegio tipo Waldorf, donde no hay dispositivos electrónicos y aprenden todo de forma más tradicional. Es que con el hecho, por ejemplo, de algo tan sencillo como estar sentado a la mesa y no levantarte hasta que no terminas de comer se está cultivando la tolerancia a la frustración, el autocontrol, que es una de las capacidades cerebrales que más influye en determinada nota de Selectividad que sacará el niño 15 años más tarde. O sea que fíjate si esas cosas tradicionales son importantes. Ahora las estamos volviendo a poner en valor, pero durante mucho tiempo se ha pensado que ir más deprisa, que el niño aprenda a hablar siete idiomas con cinco años, es más beneficioso. Ahora sabemos que tienen que respetarse una serie de pasos.
-¿Y no es desaprovechar el potencial de la tecnología el introducirla más tarde?
-Desde mi punto de vista no, porque primero tenemos que enseñar al cerebro a pensar, a estar atento, a imaginar, y luego ya le podemos enseñar a dominar las herramientas que tiene a su disposición. Si introducimos las tecnologías demasiado pronto, el niño conseguirá conectar con ellas de una forma muy rápida pero se desconectará de otras cosas más importantes para su desarrollo.
-¿Qué claves daría a los padres para ayudar a desarrollar el potencial cerebral de sus hijos?
-Ir poco a poco, ayudar al cerebro a madurar a su propio ritmo y saber que su hijo dará los frutos en el momento que los tenga que dar.
Y algo muy importante que tienen que hacer cuando estén con los niños, independientemente de que les dejen la tableta a los tres, cuatro o cinco años, es enseñarles a tener autocontrol, tiempos limitados, para que cuando digan ´hasta aquí´, el niño sea capaz de soltarla sin gritar ni enfadarse. En eso los dispositivos electrónicos pueden ayudar. De hecho hay autores que dicen que es mejor que el niño empiece a utilizarlos a los tres años con reglas muy claras, entrenando el autocontrol, a que empiece con ocho o diez años y comenzar a entrenarlo ahí.
-Pero ese fijar tiempos se complica si los padres utilizan las tecnologías para que los niños estén entretenidos mientras ellos se ocupan de otras cosas...
-Efectivamente. Los dispositivos no solo son un refuerzo para los niños, sino un refuerzo enorme para los padres, porque los niños demandan en muchos momentos atención, cariño, que les hablemos... Como cuando hacemos un viaje largo en coche, ponen la televisión atrás y así el niño va tranquilo y el padre, relajado. Es importante también que el niño experimente la frustración, aprenda a dominarla, a aburrirse y a esperar que pase ese momento.
-Los padres se apoyan en esto...
-Es un refuerzo para los padres y esto es una de las cosas que ha hecho que la tecnología sea tan popular y esté tan extendido que los niños estén todo el día enchufados. Muchos padres se engañan porque dicen: ´No, yo dejo a mi hijo media hora´, y en realidad están conectados no solo a la tableta, teléfono móvil o videojuegos, sino a la televisión también dos o tres horas al día. Y sabemos que eso está relacionado con más probabilidades de tener déficit de atención, obesidad infantil, depresión infantil, problemas de conducta, y con más prevalencia de fracaso escolar.

domingo, 9 de octubre de 2016

LAS SIN NOMBRE

Lo/as hijo/as son huérfano/as, no nato/as, robado/as, apropiado/as, nacido/as vivo/as, adoptado/as...
¿Las madres?
Las convenciones internacionales y las leyes nacionales reconocen el derecho a la identidad biológica y de origen de cada persona. Su derecho a saber quién es, de dónde vino..
¿Cuál es el derecho de las madres?
Pareciera que no hay palabras para nombrar a las madres a las que su propia familia, o las circunstancias,  la edad, los médicos, parteras, jueces, traficantes, con engaños, mentiras, persuaciones siniestras, las despojaron del derecho de abrazar, acunar, arrullar, vestir, bañar, entalcar, mecer, amamantar, alimentar, acariciar, hablar, susurrar, enjugar, cantar, apapachar, sonreir, observar, escuchar, atender, entramar a su bebé.
No hay palabra que nombre a la madre desgarrada ni a su dolor...


miércoles, 5 de octubre de 2016

El mal humor del padre causa estragos en el desarrollo emocional y cognitivo de sus hijos

El siguiente artículo de Jennifer Delgado, desde mi propia perspectiva, habla de la función paterna. La función paterna puede ser ejercida, al igual que la materna, por figuras adultas presentes y con permanencia en la vida de los niños/as. Así como un padre puede ejercer la función materna de alimento y cuidado amoroso, una madre puede ejercer la función paterna de puesta de límites y estímulo por explorar lo que sucede por fuera del hogar. Muchos abuelos ejercen de padres de manera muy efectiva. Es fundamental que alguien pueda intervenir entre la madre y el niño/a para que no queden atrapados en la díada. 
Lo más importante es rescatar lo necesario del ejercicio adecuado de esta función en el desarrollo saludable. Y si quienes la ejercen adecuadamente son los padres reducimos los riesgos 

Friedrich Nietzsche afirmó: “aquel que no tiene padre, debería procurarse uno”. El filósofo se refería a que los padres son tan importantes para el desarrollo de los niños como las madres. De hecho, tanto el amor como el rechazo de cualquiera de los dos progenitores pueden afectar profundamente el equilibrio emocional, la autoestima y la salud mental de sus hijos.
En diferentes estudios se ha apreciado que la ausencia del padre conlleva a problemas de adaptación en los niños, así como a la aparición de comportamientos disruptivos y de riesgo a medida que crecen. Obviamente, su presencia y comprensión tienen el efecto contrario: facilitan la adaptación del niño y promueven un desarrollo psicológico saludable.
El estado mental del padre afecta directamente a sus hijos
Investigadores de la Universidad Estatal de Michigan realizaron un estudio en el que analizaron la importancia de los padres en la vida de sus hijos. A lo largo de la investigación recogieron los datos de unas 730 familias de todo el país. 
Estos psicólogos se centraron en analizar los efectos del estrés paterno y los problemas mentales como la depresión y la ansiedad en los hijos. Así encontraron que estos problemas afectaban la relación de los padres con los niños y, por ende, influía en el desarrollo de estos. 
Obviamente, se trata de un resultado previsible, algo así como descubrir el agua tibia. Sin embargo, lo más interesante fue que el estado mental de los padres tenía implicaciones a largo plazo en sus hijos, sobre todo relacionadas con habilidades sociales como el autocontrol y la capacidad para cooperar con sus coetáneos. 
Por ejemplo, se apreció que cuando los padres sufrían depresión durante los primeros años de la vida de sus hijos, ésta podía afectar más el desarrollo social de los niños que la depresión o la ansiedad materna. En el estudio también se comprobó que un nivel elevado de estrés de los padres cuando sus hijos tienen entre 2 y 3 años, es particularmente dañino para el desarrollo cognitivo y del lenguaje. 
Lo más curioso es que estos problemas surgieron independientemente de la influencia positiva que podía ejercer la madre. No obstante, como era de esperar, la influencia de los padres fue más patente en los niños que en las niñas, probablemente porque estos se identifican más con la figura paterna y, por ende, les afecta más su comportamiento.

Los daños que provoca la ausencia del amor paterno

En los últimos años los psicólogos han comenzado a estudiar con mayor profundidad el rol de los padres en el desarrollo infantil. Así han surgido diferentes investigaciones que resaltan la importancia de la figura paterna. Se ha apreciado que cuando los pequeños tienen un padre que se involucra activamente en su educación, se muestran más seguros para descubrir su entorno y son más estables emocionalmente a medida que crecen. También suelen tener un mejor desempeño académico y desarrollan mayores habilidades sociales.
Hace poco unos psicólogos de la Universidad de Connecticut analizaron los datos de 36 estudios, que incluyeron a 10.000 padres y sus hijos e hijas. Estos investigadores querían comprender cómo un padre distante o frío podía afectar el desarrollo de sus hijos. Encontraron que los niños que se sentían rechazados por sus padres, mostraban signos de ansiedad e inseguridad, así como conductas más agresivas y hostiles.
Estos resultados hacen patente el hecho de que los padres son tan importantes para el bienestar psicológico de sus hijos como las madres, y que tienen una enorme responsabilidad en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.

Padres, ¿cómo mejorar el estado de ánimo?

La paternidad no es una misión sencilla, sobre todo para los padres primerizos. Es normal que los padres, al igual que las madres, tengan sus propios temores, inseguridades e inquietudes. A esto se le suma que muchos padres se sienten obligados a mostrarse fuertes y ser el apoyo emocional de sus parejas, por lo que corren un riesgo mayor de sentirse desbordados emocionalmente. De hecho, esta situación los hace más propensos a padecer un estrés elevado, lo cual le hará mal al pequeño.
- Reconoce los signos de estrés. El primer problema que tienen muchos padres es que, imbuidos en su rutina cotidiana y sintiéndose obligados a ser el sostén de la familia, ni siquiera reconocen los signos de estrés. Por eso, el primer paso es reconocer que te sientes ansioso o estresado. También es importante que detectes los detonantes del estrés en tu vida cotidiana, para que puedas eliminarlos o al menos minimizar su impacto.

- Reserva un espacio para ti. Es importante que los padres tengan una vida propia, más allá de los cuidados y la atención que puedan darle a su hijo. Por eso, asegúrate de pasar tiempo de calidad y a solas con tu pareja, así como de no abandonar por completo tus aficiones. Ese tiempo te permitirá relajarse y reponer energía. Recuerda que para cuidar de tu hijo, primero debes cuidar de ti.

- Expresa lo que sientes. Hablar de tus miedos, preocupaciones y ansiedades te ayudará a sentirte mejor. No tienes por qué esconder esos sentimientos. De hecho, es importante que tu pareja conozca tu preocupación por ser un buen padre y por apoyarle, sentimientos que os permitirán fortalecer los lazos que os mantienen unidos.