
Resulta difícil aceptar esto cuando lo que experimentamos nos lastima y no encontramos cómo salir.
Sin juzgar al otro (¿qué difícil no en muchas circunstancias?) puedo reconocer cuándo una relación es dañina para mí y ciertos hechos son inadmisibles.
Sin juzgar al otro y aún amándolo, puedo tomar la decisión de comportarme amorosamente conmigo misma y alejarme.

Todos acordamos que ciertas realidades son difíciles de afrontar. A medida que podemos ir aceptando la cuota de responsabilidad que nos corresponde vamos vislumbrando la salida. Si sola o solo no podemos, pedimos ayuda.
En casa, en el trabajo, en la calle, soy responsable de lo que experimento.Siempre hay un camino alternativo.
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