"Para experimentar esta sensación de absoluta libertad es preciso que abandonemos toda preocupación por el pasado o por el futuro, y que nos decidamos a vivir en el ahora. Ser libres quiere decir también que no estamos confinados a la realidad que nuestros sentidos parecen demarcar y que podemos participar del Amor que compartimos con los demás. Mas no podremos ser libres hasta que no disciplinemos y reeduquemos nuestras mentes.
Si bien todos anhelamos Amor, parece como si muchos de nosotros fuésemos incapaces de experimentarlo. Los miedos y sentimientos de culpabilidad que venimos arrastrando desde el pasado bloquean nuestra capacidad de dar y recibir Amor en el presente. No es posible experimentar Amor y miedo al mismo tiempo, pero sí es posible elegir entre experimentar uno u otro. Al elegir amor con mayor frecuencia que el miedo, podemos alterar la naturaleza y la calidad de nuestras relaciones personales." G. Jampolsky
Disciplinar la mente es una tarea sencilla que requiere:
- Consciencia de la necesidad de hacerlo.
- Confianza en que es posible lograrlo.
- Decisión de dedicarse a trabajar en ello.
- Abandono de los beneficios secundarios que nos trae dejar la mente en automático actuando sola y dirigiéndonos la vida.
- Coraje para retomar las riendas de nuestros pensamientos.
- Dedicación constante a la tarea.
¿Decididos? Podemos empezar observando lo que estamos pensando, nuestras creencias que subyacen tras estos pensamientos. ¿De verdad quiero pensar y creer esto? ¿Es un pensamiento de miedo o de Amor? ¿Me permite este pensamiento, esta creencia, mantener mi paz mental que es mi única meta? ¿Por qué otro pensamiento amoroso que sostenga mi paz mental puedo reemplazarlo?
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