"Cuando percibimos a otra persona como que nos está atacando, solemos ponernos a la defensiva y encontramos la manera de contraatacar, ya sea directa o indirectamente. El ataque emana siempre del miedo y de la culpabilidad. Nadie ataca a menos que se sienta amenazado y crea que atacando puede demostrar su propia fuerza a expensas de la vulnerabilidad de otro.
El ataque es realmente una defensa y, al igual que todas las defensas, su función es impedir que tomemos consciencia de la culpabilidad o del miedo, con lo que lo único que hace es perpetuar el problema. La mayoría de nosotros nos aferramos a la creencia de que atacando podemos conseguir lo que queremos. Parece como si olvidásemos que el ataque y la defensa nunca nos pueden brindar paz interior."
G. Jampolsky
Puedo cambiar mi modo de ver las cosas. En la Teoría del juego nos hablan de los "juegos a cero": en esos juegos, para que uno gane el otro tiene que perder. Para que yo gane dos figuritas el otro tiene que perder dos figuritas; para que mi equipo de fútbol gane tiene que perder el otro. Llegamos al extremo de confundirnos tanto que creemos que cuando los países entran en guerra, alguno tiene la posibilidad de ganar. La teoría también nos habla de los "juegos a no cero": en estos juegos todos ganan o todos pierden. En la guerra por ejemplo, todos pierden, aún los que "ganan la guerra" pierden.
Hoy privilegio mi paz mental y en lugar de reaccionar atacando por miedo al ataque que presumo del otro, me recordaré que puedo ver al otro de otra manera: o pidiendo amor como puede o lleno de miedo.
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