A las puertas del 2015 extiendo mi propósito de aprender a liberarme del miedo y lo comparto con ustedes.
Sé que la única manera es la práctica constante.
¡FELIZ 2015 PLENO DE AMOR,
LIBRE DE MIEDO!

Por más atenta que esté, periódicamente me invade el miedo. Y siempre es cuando abandono el momento presente y empiezo a construir pensamientos que empiezan así: "Y si..."
"Otro procedimiento en el proceso de reentrenar la mente consiste en reconocer el impacto que tienen las palabras que utilizamos. Más adelante aparece una lista de palabras que usamos comúnmente, tanto en los mensajes destinados a otras personas como en los destinados a nosotros mismos. El uso de estas palabras mantiene vivo en nuestras mentes la culpabilidad del pasado y el miedo al futuro, reforzando así nuestra sensación de estar en conflicto. Cuanto más conscientes nos volvamos de que el uso de tales palabras interfiere en nuestra paz interior, más fácil nos será eliminarlas de nuestros pensamientos y expresiones." G. Jampolsky
Muchos de nuestros pensamientos, palabras y acciones no son amorosos. Si realmente queremos paz es esencial que al comunicarnos con otros experimentemos un sentido de unidad. Para gozar de paz interior y experimentar Amor, es preciso que no haya discrepancias entre nuestros pensamientos, palabras y acciones." G. Jampolsky
"Es importante recordar que en este mismo momento disponemos de todo cuanto necesitamos, y que la esencia de nuestro ser es el Amor. Si creemos que necesitamos obtener algo de otra persona, sólo la amamos si nos complace; de lo contrario, la odiamos. A menudo tenemos relaciones que fluctúan entre el amor y el odio, en las cuales lo único que hacemos es intercambiar amor condicional. El deseo de querer obtener algo, que está vinculado únicamente al concepto del tiempo lineal, nos conduce inevitablemente al conflicto y la angustia. Dar, por otra parte , quiere decir ofrecer nuestro Amor incondicionalmente, sin exigencias o expectativas de ninguna clase. Alcanzamos la paz mental, por consiguiente, cuando solamente estamos interesados en dar, sin desear nada a cambio ni exigir que esa otra persona cambie su manera de ser. El deseo de querer dar produce una sensación de paz interior y de dicha que no está vinculada en modo alguno al tiempo." G. Jampolsky
Si, por las razones que sean, mi relación con una persona provoca malestar en mí ( ni hablar de daño o sufrimiento o maltrato en todas sus formas), me alejo por propia protección sin intentar cambiar a la otra persona, pues sé que solamente puedo trabajar para lograr cambios en mí misma.
Muchas veces uno mismo sí quiere conscientemente lograr la paz mental y el mecanismo automático de nuestra mente repite una y otra vez las viejas cuestiones del pasado.