"Cuando damos importancia a nuestros resentimientos y a aquellas cosas del pasado por las que nos sentimos culpables y nos aferramos a ello, nos sentimos tentados a pensar que el futuro será similar. De este modo el futuro y el pasado se vuelven uno y lo mismo.
Nos sentimos vulnerables cuando creemos que el temible pasado es real, olvidándonos de que nuestra única realidad es el Amor y de que el Amor existe ahora, en este mismo instante. Al sentirnos vulnerables no podemos menos que esperar que el pasado se vuelva a repetir, o sea, vemos lo que esperamos ver, y lo que esperamos ver es a su vez lo que invitamos y buscamos. De esta manera, las culpas y los temores del pasado siguen repitiéndose indefinidamente en un círculo vicioso."
G. Jampolsky
Centrarse en el presente no es borrar el pasado o vivir en una burbuja de irresponsabilidad con respecto al futuro.
Centrarse en el presente es ampliar nuestra consciencia y tomar las riendas de nuestra mente.
Nuestra mente, lógica y lineal, es un instrumento maravilloso si nosotros aprendemos a servirnos de ella. Puede arrastrarnos a lugares terroríficos si la dejamos andar a su antojo.

Es un buen ejercicio ir al pasado para entender y comprender nuestro presente, para sanar, para resolver. Lo hacemos conscientemente durante un momento prefijado, como en la sesión de terapia, y volvemos al tiempo real que es este instante.
Igualmente es bueno ir al futuro a planearlo, a diseñarlo a partir de nuestro presente y de lo que aprendimos del pasado para que no se repita lo que no deseamos ya.
Decido proyectar mi futuro, diseñarlo, y dedico un tiempo específico para hacerlo. Puedo escribirlo, dibujarlo, pintarlo. Una vez hecho vuelvo al tiempo real: este instante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario