"Cada célula también expresa la ley del dharma. Debe descubrir su propia fuente, el yo superior; debe servir a sus congéneres y expresar su talento único. Las células del corazón, del estómago, del sistema inmune, todas se originan en el yo superior, el campo de la potencialidad pura. Y como están directamente enlazadas con ese computador cósmico, pueden expresar sus talentos únicos con toda facilidad y consciencia atemporal. Sólo expresando sus talentos únicos pueden mantener su propia integridad como la de todo el cuerpo. El diálogo interno de cada una de las células del cuerpo humano es:*¿Cómo puedo ayudar?*
Las células del corazón desean ayudar a las del sistema inmune, y éstas desean ayudar a las del estómago y a las de los pulmones, y las células del cerebro se dedican a escuchar y ayudar a todas las demás. Cada una de las células del cuerpo humano tiene solamente una función: ayudar a todas las demás."
Quiera aceptarlo o no, soy partícipe de cada una de las cosas que pasan, en mi calle, en mi barrio, en mi ciudad, en el país, en el mundo... Las que me gustan y las que no. A veces con lo que hago y otras con lo que pienso y siento.
Por eso soy responsable de lo que pienso, siento y hago, porque lo que pienso, siento y hago hace efecto en la humanidad toda. Descubrir de qué manera participo es un modo de practicar la ley del dharma.
La ley del dharma nos habla de descubrir nuestro verdadero yo. El único modo descubrir nuestro verdadero yo es estar atentos, en silencio para escucharnos, vernos, conocernos, observarnos, identificar nuestros talentos.
Y luego, en lugar de preguntarme "¿Qué gano yo con esto?" me cuestiono: ¿Cómo puedo ayudar?"
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