
En realidad, somos la divinidad disfrazada, y el espíritu divino que vive dentro de nosotros en estado embrionario, busca materializarse plenamente. Por tanto, el éxito verdadero consiste en experimentar lo milagroso. Es el despliegue de la divinidad dentro de nosotros. Es percibir la divinidad en lugar adonde vayamos, en cualquier cosa que veamos, en los ojos de un niño, en la belleza de una flor, en el vuelo de un pájaro."
Mateo 5:48: "Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto."

Hoy: "Aceptaré el presente tal como es, y proyectaré el futuro a través de mis intenciones y mis deseos más profundos y queridos."
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