"Aunque deseamos estar en paz, la mayoría de nosotros andamos todavía en pos de algo que nunca podremos encontrar. Seguimos tratando de controlar y de predecirlo todo, y de ahí que nos sintamos aislados, desconectados, fragmentados. Sentimos también que no somos amados ni dignos de ser amados. Esto nos deja con la impresión de que nuestros apetitos nunca se pueden saciar y de que nuestras satisfacciones son puramente transitorias. Incluso con aquellas personas con las que convivimos íntimamente solemos tener relaciones que fluctúan entre el amor y el odio. En tales relaciones, sentimos la necesidad de obtener algo de la otra persona. Cuando dicha persona satisface esa necesidad, la amamos; cuando no lo hace, la odiamos. Sin embargo, muchos de nosotros nos estamos dando cuenta de que aún después de tener todo cuanto creíamos anhelar en lo referente a empleo, hogar, familia y dinero, nos queda un vacío por dentro.
La Madre Teresa de Calcuta denomina a este fenómeno *privación espiritual*." G. Jampolsky
Un modo efectivo de llenar el vacío es practicar el agradecimiento.
Hacer el balance de lo que ya tenemos, apreciarlo, agradecerlo.
Empezando por uno mismo, los dones que nos han sido dado. Puedo elegir en dónde centro mi atención:
YO
AQUÍ
AHORA
APRECIO
AGRADEZCO
AMO
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