jueves, 26 de enero de 2012

EL CUERPO, LOS MIEDOS Y LOS KILOS DE MÁS

Ya todos sabemos que el cuerpo nos grita lo que nosotros no nos escuchamos. SIEMPRE.
Y es una suerte porque nos da pistas hacia dónde dirigir nuestra atención.
Uno de los problemas más común con nuestro cuerpo es tener sobrepeso, Uno, tres o diez kilos de más. ¿Quince? ¿Veinte? ¿Por qué las dietas no funcionan y luego de intervenciones quirúrgicas como el balón gástrico y otras mucha gente vuelve a engordar?




Aprendimos de muy pequeños que por la boca se podían solucionar todos nuestros problemas: generalmente lo primero que hacen los adultos cuando un bebé llora es taparle la boca con la teta, el biberón o un chupete. Con comida real o con el engaño y la frustración de chupar en vacío, la sensación de incomodidad desaparecía por un momento. 
Y lo que se aprende de chiquito...




Seguimos haciendo lo mismo, ante alguna inquietud encendemos un cigarrillo, nos servimos una bebida, masticamos chicle, chupamos un caramelo, comemos lo que tengamos cerca sobre todo dulces y harinas o abrimos una y otra vez la heladera para quedarnos parados mirando dentro esperando encontrar "algo".
Sin dejar de atender nuestros problemas de metabolismo y, por supuesto consultar con el médico, es interesante echar una mirada a nuestro interior, a nuestras creencias y sentimientos, a lo que pensamos de nosotros mismos y de los demás.
Dice Louise Hay: "El exceso de peso representa una necesidad de protección. Tratamos de protegernos de heridas, agravios, críticas, abusos e insultos, de la sexualidad y de las insinuaciones sexuales, de un miedo general a la vida, y también de miedos específicos.... Amarse y aprobarse, confiar en el proceso de la vida  y depositar su seguridad interna en el conocimiento  del poder de la propia mente son los elementos básicos de la mejor dieta que conozco. Póngase a dieta de pensamientos negativos y el problema del peso se resolverá solo."
El exceso de peso, es esa capa de grasa con la que me protejo inconscientemente de los peligros externos. Pero es también la distancia que pongo al contacto con los otros y las capas con las que me cubro para esconderme aún más de mí misma.
Cuando voy aprendiendo a mirarme sin velos, a escucharme sin interferencias, cuando pierdo el miedo y la vergüenza de ser quien soy y como soy, cuando puedo decir de verdad, es decir, sintiéndolo, mientras me miro desnuda en el espejo:"ME AMO Y ME ACEPTO TAL COMO SOY", dejo de necesitar las dietas, mi cuerpo me va indicando qué necesita y yo me doy lo bueno y lo mejor.

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