"Tu relación se basa en la reciprocidad cuando:
o El intercambio afectivo y material es equilibrado y justo.
o Los privilegios son distribuidos equitativamente.
o El acceso a los derechos y deberes es igual de parte y
parte.
o Ninguno de los miembros intenta sacar ventajas o explotar
al otro.
o No hay la sensación de "estafa" afectiva.
o No tienes que recordarle a tu pareja lo que necesitas.
o Ninguno piensa que merece más que el otro.
o Existe una correspondencia mutua sobre lo fundamental.
Tu pareja no es recíproca, si no le importa lo que piensas y
sientes. En el amor, el que da, casi siempre espera recibir o
tiene expectativas al respecto. Es el equilibro natural del
amor justo y equitativo."
Inundados como estamos de ideas falsas y románticas del amor, al principio nos cuesta asimilar cómo es en realidad un amor sano...
ResponderEliminarEs fundamental comprender que el amor es reciprocidad, para sentirnos amados y apoyados, para no sentirnos abandonados por la persona que está con nosotros en el momento que más la necesitamos, como una enfermedad grave o un grave problema personal de trabajo o de dinero, hay que estar en las malas situaciones, y no desechar tanto como se hace actualmente a la gente fracasada. Porque sin sensibilidad y empatía no puede existir el amor, tenemos que ponernos en la situación de los demás. Cuando nos percatamos que no hay amor compasivo en la relación, si necesitamos que nos cuiden y nos tienen abandonados, las sensaciones que sentimos ante la indiferencia, no es la del despecho o la infidelidad, sino la pura desilusión, de que todo se desvanece y se viene abajo, de que ya da todo igual.
ResponderEliminarEn el amor es preciso ser incondicional cuando la situación lo requiere. La conmiseración consiste en compartir el dolor ajeno, identificarnos y ponernos en la situación de los demás, y hacerlo nuestro. Cuando las cosas van mal, la mayoría de las veces es porque el amor llega disfrazado de omnipotencia e intentamos imponer nuestras opiniones e ideas al otro, y ese es un grave error. Si hay amor, la obligación por ayudar y proteger a la persona que amamos, nace de nuestro interior sin condiciones, con sosiego, y sin obsesión y sin apego. Cuando el amor se instala en el corazón de una persona, sobran los convencionalismos, las normas sociales, la moral e incluso la virtud. Todo sale con fluidez, sin esforzarse en exceso, y sin necesidad de luchar mucho por ello, con desenvoltura. El amor nos da valor, energía, constancia, disciplina, cuando se ofrece con total sencillez, no existen balanzas para compensar favores, ni cuentas que cobrar ni pagar, y nunca se reclaman compensaciones cuando es sincero.
El amor completo no se deteriora con el placer del sexo, ni con su extinción, ni tampoco consiste en procurar que esté a gusto el otro a cualquier precio y circunstancia, procurando el bienestar de la persona a la que amamos, que nace de la libertad y el sosiego, es necesario pues para amar estar avezados siempre para el sacrificio, porque el amor se enaltece y se agranda en la renuncia que muchas veces la vida nos obliga a soportar.
No hay correspondencia en el amor si no existe reciprocidad, si así sucede, hemos dirigido nuestros sentimientos a la persona no adecuada... Pero no siempre lo que damos debe ser devuelto con exactamente lo mismo, pero sí en igual medida, hay muchas formas de dar, es ver si compensa lo que recibes para continuar la relación. Para uno si puede compensar y para otros no, porque es muy subjetivo el amor.
Suele suceder que cuanto más das de ti, no siempre se cumple porque lo mismo has hecho el primo, y te entregas a tu pareja, familia o amigos, incluso desconocidos, tanto más recibes a cambio, a veces de maneras imprevistas. Pero no importa no ser correspondido porque por el hecho de dar te hace sentirte bien... al contrario ocurre que la gente más infeliz es la que solamente espera recibir sin ofrecer nada, sin importar lo que des, ya sea tiempo, dinero, cosas, amor, compañía, amistad... lo mismo se te devuelve con el tiempo de alguna manera, no es una regla fija, pero funciona para que tú mismo te encuentres a gusto contigo mismo.
No admitas que el amor que tienes o hayas tenido se convierta en la más grande desilusión de tu vida...
ARTURO KORTÁZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©