Me desperté aceptando ciertas condiciones de mi cuerpo que reacciona a los cambios atmosféricos y sabiendo que lo único que puedo hacer es aceptar y acompañarme.
Como en yudo, en lugar de resistir la caida, la acompaño y así en lugar de quebrarme caigo suavemente, y duele menos.
También como en yudo, miro de frente a los ojos al otro que viene a atacarme y no hago ningún esfuerzo para vencerlo, lo espero y utilizo su propia fuerza en mi defensa.
Aprendí que si centro mis pensamientos en el dolor, éste se acrecienta, mi mente consciente e inconsciente crea, aumenta aquello en lo que mi atención se fija. No entiende ni discrimina las negaciones, lo bueno o lo malo: yo lo pienso y ella lo entiende como orden y eso crea.
Por eso es importante, haciéndolo de una manera consciente, pensar solamente lo que deseamos: salud, vernos rodeados de los que amamos, sentirnos vitales, y cuando el cuerpo se empecina en molestar, aflojar y recordar que eso, como todo, pasa. En lugar de pensar una y otra vez en lo que nos produce dolor físico o emocional, recrear en nuestra mente la vida, las emociones, los pensamientos que queremos.
Mucho amor, que es lo más saludable, amor para darnos, para dar y sobre todo para recibir, permitir que los otros nos amen como pueden y agradecer, agradecer, agradecer. llenar nuestro corazón y nuestra boca de agradecimiento.
Solo eso tenemos, todos y cada uno, el instante presente pero, distraidos, nos olvidamos y no lo aprovechamos.
Mi cuerpo me recuerda eso, que necesito aprovechar cada instante mientras puedo, porque a veces, como ahora, mi cuerpo se confunde con los cambios y necesito invertir más para poder estar presente y disfrutar.
hola amiga... maravilloso!!!! permiso para publicarlo... imperdible....!!!! gracias gracias gracias... te amo tu amiga rita
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