martes, 8 de noviembre de 2016

LOS NIÑOS NECESITAN SER FELICES


Vivimos en una sociedad altamente competitiva en la que parece que nada es suficiente y tenemos la sensación de que si no nos ponemos las pilas, nos quedaremos rápidamente atrás, siendo barridos por los nuevos adelantos. 

Por eso, no es extraño que en las últimas décadas muchos padres hayan asumido un modelo de educación sustentado en la hiperpaternidad. Se trata de padres que desean que sus hijos estén preparados para la vida, pero no en el sentido más amplio del término sino en el más restringido: quieren que sus hijos tengan los conocimientos y las habilidades necesarias para hacerse de una buena profesión, obtener un buen trabajo y ganar lo suficiente. 

Estos padres se han planteado una meta: quieren que sus hijos sean los mejores. Para lograrlo, no dudan en apuntarles en disímiles actividades extraescolares, allanarles el camino hasta límites inverosímiles y, por supuesto, empujarles al éxito a cualquier costo. Y lo peor de todo es que creen que lo hacen "por su bien".

El principal problema de este modelo educativo es que añade una presión innecesaria sobre los pequeños, una presión que termina arrebatándoles su infancia y crea a adultos emocionalmente rotos.

Los peligros de empujar a los niños al éxito


Bajo presión, la mayoría de los niños son obedientes y pueden llegar a alcanzar los resultados que sus padres les piden pero, a la larga, de esta forma solo se consigue limitar su pensamiento autónomo y las habilidades que le pueden conducir al éxito real. Si no le damos espacio y libertad para encontrar su propio camino porque le colmamos de expectativas, el niño no podrá tomar sus propias decisiones, experimentar y desarrollar su identidad. 

Por eso, pretender que los niños sean los mejores encierra graves peligros:

- Genera una presión innecesaria que les arrebata su infancia. La infancia es un periodo de aprendizaje, pero también de alegría y diversión. Los niños deben aprender de manera divertida, deben equivocarse, perder el tiempo, dejar volar su imaginación y pasar tiempo con otros niños. Esperar que los niños sean “los mejores” en determinado campo, poniendo sobre ellos expectativas demasiado elevadas, solo hará que sus frágiles rodillas se dobleguen ante el peso de una presión que no necesitan. Esta forma de educar termina arrebatándoles su infancia.

- Provoca una pérdida de la motivación intrínseca y el placer. Cuando los padres se centran más en los resultados que en el esfuerzo, el niño perderá la motivación intrínseca porque comprenderá que cuenta más el resultado que el camino que ha seguido. Por tanto, aumentan las probabilidades de que cometa fraude en el colegio, por ejemplo, ya que no es tan importante lo que aprenda como la nota que consiga. De la misma manera, al centrarse en los resultados, pierde el interés por el camino, y deja de disfrutarlo.

- Planta la semilla del miedo al fracaso. El miedo al fracaso es una de las sensaciones más limitantes que podemos experimentar. Y esta sensación está íntimamente vinculada con la concepción que tengamos sobre el éxito. Por tanto, empujar a los niños desde temprano al éxito a menudo solo sirve para plantar en ellos la semilla del miedo al fracaso. Como consecuencia, es probable que estos pequeños no se conviertan en adultos independientes y emprendedores, como quieren sus padres, sino que sean personas que apuesten por lo seguro y acepten la mediocridad solo porque tienen miedo a fracasar. 

- Genera una pérdida de autoestima. Muchas de las personas más exitosas, profesionalmente hablando, no son seguras de sí. De hecho, muchas supermodelos, por ejemplo, han confesado que creen que son feas o están gordas, cuando en realidad son iconos de belleza. Esto sucede porque el nivel de perfeccionismo al que siempre han estado sometidas les hace creer que nunca será suficiente y que basta el más mínimo error para que los demás las desprecien. Los niños que crecen con esta idea se convierten en adultos inseguros, con una baja autoestima, que creen que no son lo suficientemente buenos como para ser amados. Como resultado, viven pendientes de las opiniones de los demás.

¿Qué debe saber realmente un niño?


Los niños no necesitan ser los mejores, solo necesitan ser felices. Por eso, solo debes cerciorarte de que tu hijo sepa:

- Que es amado, de forma incondicional y en todo momento, sin importar los errores que cometa.

- Que está a salvo, que le protegerás y apoyarás siempre que puedas. 

- Que puede hacer el tonto, perder el tiempo fantaseando y jugar con sus amigos.

- Que puede elegir lo que más le gusta y dedicarse a esa pasión, sin importar de qué se trate. Que puede pasar su tiempo libre haciendo collares de flores o pintando gatos con seis patas si es lo que le apetece, en vez de practicar la fonética o el cálculo.

- Que es una persona especial y maravillosa, al igual que muchas otras personas en el mundo.

- Que merece respeto y que debe respetar los derechos de los demás. 

¿Y qué no deben olvidar los padres?


También es fundamental que los padres sepan:

- Que cada niño aprende a su propio ritmo, y que no deben confundir la estimulación que desarrolla con la presión que agobia.

- Que el factor que más influye en el rendimiento académico infantil es que los padres les lean a sus hijos, que les dediquen un rato cada noche para cultivar juntos esa pasión por la lectura, no las escuelas carísimas o los juguetes hípertecnologicos. 

- Que el niño que mejores calificaciones saca casi nunca es el pequeño más feliz porque la felicidad no se mide en esos términos. 

- Que los niños no necesitan más juguetes sino una vida más sencilla y despreocupada, así como más tiempo con los padres.

- Que los niños merecen la libertad para explorar todo y decidir por ellos mismos que les gusta y les hace felices.
http://www.rinconpsicologia.com/2016/04/los-ninos-necesitan-ser-felices-no-ser.html

sábado, 5 de noviembre de 2016

TODO LO SÓLIDO SE DESVANECE EN EL AIRE- IN MEMORIAM DE LOS QUE SE DESVANECIERON ANTICIPADAMENTE

"Ser modernos es vivir una vida de paradojas y contradicciones. (...) Es ser a la vez revolucionario y conservador:vitales ante las nuevas posibilidades de experiencia y aventura, atemorizados ante las posibilidades nihilistas a  que conducen tantas aventuras modernas, ansiosos por crear y asirnos a algo real aún cuando todo se desvanezca. (...)
Poco después de escribir este libro, mi querido hijo Marc, de cinco años, me fue arrebatado.(...) Ivan Karamazov dice que, más que cualquier cosa, la muerte de un niño lo hace querer devolver su billete al universo. Pero no lo devuelve. Sigue luchando y amando."
Nueva York, Enero de 1981.
M. Berman

sábado, 22 de octubre de 2016

Los maltratadores que no necesitan pegar...

Por Irantzu Varela Irantzu Varela n
Un día le escuché a Miguel Lorente -que de esto sabe mucho- decir que no existen diferentes tipos de maltratadores. Que los maltratadores físicos son, simplemente, maltratadores ‘poco eficientes’. Que los ‘buenos’ maltratadores son los que maltratan tan bien, que no necesitan pegar.
Y es que no hay diferentes tipos de maltrato. Sólo hay grados.
Evidentemente, las mujeres que sufren torturas físicas en su pareja están expuestas auna brutalidad extrema que pone en peligro sus vidas. Pero las mujeres asesinadas a manos de sus “compañeros” son sólo una muestra ínfima -por intolerables que sean las cifras del feminicidio– de la situación de tortura a la que se encuentran expuestas muchas mujeres en el espacio de seguridad y complicidad que debería ser la pareja.
Los maltratadores someten a sus compañeras a un desgaste psicológico tal, que ellas llegan a creer que tienen lo que se merecen, que todo es culpa suya, que nunca, nadie -que no sea su torturador- las va a querer.
Los maltratadores que no necesitan pegar torturan psicológicamente a sus compañeras, les minan la autoestima hasta hacerlas creer que él es el único hombre que podría aguantar a una mujer inútil, insoportable y carente de todo atractivo, como ellas. Insultan, humillan en público, desprecian a sus compañeras, hasta hacerlas creer que no valen para nada.
Esos hombres que no necesitan pegar alejan a sus compañeras de todas las personas que las quieren. Las enfrentan a su familia, a su gente, encuentran argumentos para desprestigiar y espantar a cualquiera que pueda querer a su presa.
Su estrategia es, precisamente, hacer creer a su compañera que está sola, que nadie la quiere, que necesita su protección. Pero, a cambio, se quedan con su libertad. Y esta sociedad que legitima el binomio hombre-protector, mujer-protegida da cuerda a ese juego.
Elementos del maltrato
Elementos del maltrato
Y así, las mujeres que viven con un maltratador que no necesita pegar, no encuentran el momento exacto en que poder decirle a su gente, al teléfono contra el maltrato, a la policía, que están viviendo en una situación de tortura. Porque esta sociedad que identifica la violencia contra las mujeres con muertas y ojos morados, no es capaz de ver las heridas que te hace quien dedica cada día a hacerte creer que le necesitas para vivir, pero te hace la vida imposible. ¿Cómo explicar que te ha dejado sin libertad, sin autoestima, sin vida?
Las mujeres que viven con un maltratador que no necesita pegar, como las que viven con uno que las pega, no son tontas. Son mujeres fuertes, optimistas y sensibles, que -influidas por la forma en que esta sociedad desigual ha inventado e impuesto el amor- se aferran a ese hombre seductor y detallista que las convenció de que sería un buen compañero. Recuerdan esos tiempos, antes del primer insulto, del primer silencio impuesto, de la primera mirada intimidatoria, del primer desprecio, cuando todavía no habían entendido que ése que grita, insulta, humilla, desprecia es, en realidad, el hombre que han elegido como compañero.
Asumir que el hombre al que has elegido como compañero es un maltratador es muy difícil. Pero es mucho más difícil explicárselo a un entorno que te preguntará: ¿pero, alguna vez te ha pegado?… Pues no, nunca me pegó. No le hizo falta.
Irantzu Varela es periodista, feminista, experta en género y comunicación, y (de)formadora en talleres sobre igualdad en Faktoría Lila.

jueves, 20 de octubre de 2016

«Los niños deben pasar los seis primeros años de su vida sin tecnología»

Entrevista del Diario de Ibiza

Álvaro Bilbao: «Los niños deben pasar los seis primeros años de su vida sin tecnología»

Álvaro Bilbao abre la séptima edición del ciclo ´La aventura de educar en familia´ con una conferencia sobre el uso de las nuevas tecnologías

05.02.2016 | 11:41
Álvaro Bilbao afirma que hoy en día es posible mantener a los niños alejados de la tecnología. 

Neuropsicólogo y psicoterapeuta. ´Las nuevas tecnologías en el cerebro en desarrollo de nuestros hijos´ es el título de la conferencia que Álvaro Bilbao pronuncia el viernes a las 19.30 horas en el Palacio de Congresos de Santa Eulària en la séptima edición del ciclo ´La aventura de educar en familia´. El experto aboga por retrasar el uso de las nuevas tecnologías porque primero hay que enseñar al cerebro «a pensar, a estar atento, a imaginar».
-¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en el desarrollo del cerebro de los niños?
Álvaro Bilbao afirma que hoy en día es posible mantener a los niños alejados de la tecnología.
-Lo primero que siempre digo es que las nuevas tecnologías son positivas para la sociedad y algo importante. Sin embargo, en el cerebro en desarrollo de los niños, y sobre todo de los más pequeños, están saliendo investigaciones que hablan de que su efecto puede ser negativo.
-¿En qué sentido?
-En primer lugar pueden reducir su capacidad de tener autocontrol. Las nuevas tecnologías, los videojuegos sobre todo o estar mirando cosas en Internet continuamente, hacen que el niño esté constantemente estimulado y tiene menos oportunidad de ejercer autocontrol, porque todo el control lo lleva la máquina. Otro efecto es que si los estímulos a los que está expuesto son muy intensos, muy rápidos, como en los videojuegos, el niño puede perder el interés por cosas que son un poco más lentas o menos intensas, como la maestra, la pizarra, un libro o jugar en la calle con los amigos; el niño se acostumbra a tener estímulos muy rápidos y cuando bajan de velocidad se empieza a aburrir.
-¿Hasta qué edad cree que los niños deberían estar alejados de móviles, tabletas u ordenadores?
-Sin lugar a dudas, y de acuerdo con la Sociedad Americana de Pediatría y la Clínica Mayo, hasta los tres años no deberían estar en contacto con estas tecnologías en ningún momento. Esa imagen que tenemos de un niño de un año o dos que no sabe hablar y que casi no anda pero que empieza a pasar el dedo por la tableta deberíamos borrarla de nuestra cultura porque los padres que tienen en mente que es positivo y muy beneficioso están muy equivocados; sabemos que es precisamente lo contrario.
-¿Y a partir de ahí?
-Yo voy un poco más allá. Creo que es importante que los niños pasen los seis primeros años de su vida sin tecnología porque es una edad muy importante en el desarrollo de la imaginación, que si no se desarrolla en esos años, luego cuesta mucho. Cuanto más tiempo pasan jugando a lo que llamamos el juego libre –que no va de la mano de otra persona o de un dispositivo o tecnología– mucho más desarrollan la imaginación. El aburrimiento es la madre de la imaginación y si el niño está constantemente entretenido no tiene tiempo para aburrirse ni para imaginarse o crear sus propios mundos donde jugar.
-¿Pero hoy en día es posible mantener a los niños lejos de la tecnología?
-Sí. Yo doy charlas en muchos sitios y hay muchos padres que desde hace tiempo lo tienen claro. A ver, es importante equilibrar. Yo no digo que vayas de vacaciones con el niño, hagas una foto con el móvil y por la noche no se la puedas enseñar, eso es ridículo, porque es bueno que vean fotos, les ayuda a construir su memoria. De la misma manera que es normal que le pongamos al teléfono a la abuela. Pero sí deberíamos limitar todo lo posible esos tiempos que el niño está tumbado en el sofá pasando el dedo por delante de la pantalla. Y se consigue con una palabra mágica que es ´no´.
-Esto va en contra de lo que se vende actualmente que los niños de hoy son nativos digitales...
-Esa frase en el fondo es un mito porque el mundo digital no es un idioma en sí mismo. Cuando el niño juega con un dispositivo no está activando las zonas del cerebro que tienen que ver con el lenguaje sino con el movimiento de la mano y la visión. Sí que es positivo enseñar programación, el tema de robótica, porque sí estamos enseñando a los niños ese lenguaje y estamos ayudándoles a pensar en otro idioma distinto. Pero que esté sentado jugando a un videojuego no quiere decir que sea nativo digital; a una señora de 70 años le das un iPad y en dos o tres días es capaz de enviar correos, whatsapps y buscar cosas en Internet porque es sencillo e intuitivo.
-¿Y que los niños demanden la tecnología desde muy temprano se debe a que es lo que ven en sus casas, en sus padres?
-Sí. Los niños tienen desarrolladas una serie de neuronas que se llaman neuronas espejo y lo que hacen es imitar todo lo que ven en los padres. Cuanto más tiempo pasan los padres delante del iPad es más fácil que el niño intente jugar con esa tecnología. También lo demandan mucho porque sus amigos lo tienen y porque es un estímulo muy interesante para ellos. Es como la Coca Cola: si se las das a un niño de tres años te pedirá al día siguiente y al otro, porque tiene mucha azúcar, cafeína, que le estimula y le encanta; pero que le encante no quiere decir que se la tengamos que dar todos los días porque es muy perjudicial para él.
-¿Pero existe alguna ventaja en el uso de las nuevas tecnologías en niños pequeños?
-No. Hay estudios que dicen que puede aumentar la velocidad de procesamiento, hacer que tenga una atención más rápida, pero son pocos, y hay tantos que van en dirección contraria de estos... Además, que tengan una atención más rápida no es necesariamente bueno: para ser pilotos de combate eso puede ser beneficioso, pero hoy en día lo que piden a los ejecutivos, a las personas mayores, es tener una atención más calmada, que te permita estar concentrado más tiempo. Y tener una atención más rápida también implica que el niño no sea capaz de esperar el tiempo suficiente para que aparezcan los estímulos que interesan.
-Pese a todo esto está de moda introducir pronto la tecnología en las escuelas con ordenadores, pizarras digitales. ¿Es acertado?
-Es distinto usar las nuevas tecnologías como soporte educativo a que el niño esté en casa sentado en el sofá. Yo defiendo que el niño no debe pasar la tarde en el sofá usando el iPad, que es mejor que esté aburriéndose, pintando, haciendo cosas que salgan de su cabeza, y no del ordenador. Aun así, hay estudios que dicen que un niño aprenderá matemáticas mucho antes jugando con unas cuentas, con garbanzos, que utilizando programas de ordenador que están diseñados para que aprenda.
-¿Por qué?
-Porque el cerebro une mucho la parte física y la parte cognitiva. Es decir, que maneja las dos partes y la del razonamiento está estrechamente ligada a la parte de la movilidad de la mano. Entonces, si el niño no tiene que hacer un movimiento de contar, de tocar, físicamente, es más difícil que aprenda todas estas cosas. Yo soy partidario de una metodología basada en el contacto físico con objetos, sobre todo los primeros años, como Montessori, a otra con el mejor dispositivo programado para estudiar matemáticas. Luego, más adelante, es maravilloso que estén en clase y que puedan estudiar por proyectos, hacer un trabajo sobre el descubrimiento de América y sean capaces de mirar en Internet.
-Precisamente hace unas semanas una noticia explicaba que la mayoría de los hijos de empleados de grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley estudian en colegios sin ordenadores ni dispositivos electrónicos.
-Estos directivos llevan a sus niños a un colegio tipo Waldorf, donde no hay dispositivos electrónicos y aprenden todo de forma más tradicional. Es que con el hecho, por ejemplo, de algo tan sencillo como estar sentado a la mesa y no levantarte hasta que no terminas de comer se está cultivando la tolerancia a la frustración, el autocontrol, que es una de las capacidades cerebrales que más influye en determinada nota de Selectividad que sacará el niño 15 años más tarde. O sea que fíjate si esas cosas tradicionales son importantes. Ahora las estamos volviendo a poner en valor, pero durante mucho tiempo se ha pensado que ir más deprisa, que el niño aprenda a hablar siete idiomas con cinco años, es más beneficioso. Ahora sabemos que tienen que respetarse una serie de pasos.
-¿Y no es desaprovechar el potencial de la tecnología el introducirla más tarde?
-Desde mi punto de vista no, porque primero tenemos que enseñar al cerebro a pensar, a estar atento, a imaginar, y luego ya le podemos enseñar a dominar las herramientas que tiene a su disposición. Si introducimos las tecnologías demasiado pronto, el niño conseguirá conectar con ellas de una forma muy rápida pero se desconectará de otras cosas más importantes para su desarrollo.
-¿Qué claves daría a los padres para ayudar a desarrollar el potencial cerebral de sus hijos?
-Ir poco a poco, ayudar al cerebro a madurar a su propio ritmo y saber que su hijo dará los frutos en el momento que los tenga que dar.
Y algo muy importante que tienen que hacer cuando estén con los niños, independientemente de que les dejen la tableta a los tres, cuatro o cinco años, es enseñarles a tener autocontrol, tiempos limitados, para que cuando digan ´hasta aquí´, el niño sea capaz de soltarla sin gritar ni enfadarse. En eso los dispositivos electrónicos pueden ayudar. De hecho hay autores que dicen que es mejor que el niño empiece a utilizarlos a los tres años con reglas muy claras, entrenando el autocontrol, a que empiece con ocho o diez años y comenzar a entrenarlo ahí.
-Pero ese fijar tiempos se complica si los padres utilizan las tecnologías para que los niños estén entretenidos mientras ellos se ocupan de otras cosas...
-Efectivamente. Los dispositivos no solo son un refuerzo para los niños, sino un refuerzo enorme para los padres, porque los niños demandan en muchos momentos atención, cariño, que les hablemos... Como cuando hacemos un viaje largo en coche, ponen la televisión atrás y así el niño va tranquilo y el padre, relajado. Es importante también que el niño experimente la frustración, aprenda a dominarla, a aburrirse y a esperar que pase ese momento.
-Los padres se apoyan en esto...
-Es un refuerzo para los padres y esto es una de las cosas que ha hecho que la tecnología sea tan popular y esté tan extendido que los niños estén todo el día enchufados. Muchos padres se engañan porque dicen: ´No, yo dejo a mi hijo media hora´, y en realidad están conectados no solo a la tableta, teléfono móvil o videojuegos, sino a la televisión también dos o tres horas al día. Y sabemos que eso está relacionado con más probabilidades de tener déficit de atención, obesidad infantil, depresión infantil, problemas de conducta, y con más prevalencia de fracaso escolar.

domingo, 9 de octubre de 2016

LAS SIN NOMBRE

Lo/as hijo/as son huérfano/as, no nato/as, robado/as, apropiado/as, nacido/as vivo/as, adoptado/as...
¿Las madres?
Las convenciones internacionales y las leyes nacionales reconocen el derecho a la identidad biológica y de origen de cada persona. Su derecho a saber quién es, de dónde vino..
¿Cuál es el derecho de las madres?
Pareciera que no hay palabras para nombrar a las madres a las que su propia familia, o las circunstancias,  la edad, los médicos, parteras, jueces, traficantes, con engaños, mentiras, persuaciones siniestras, las despojaron del derecho de abrazar, acunar, arrullar, vestir, bañar, entalcar, mecer, amamantar, alimentar, acariciar, hablar, susurrar, enjugar, cantar, apapachar, sonreir, observar, escuchar, atender, entramar a su bebé.
No hay palabra que nombre a la madre desgarrada ni a su dolor...


miércoles, 5 de octubre de 2016

El mal humor del padre causa estragos en el desarrollo emocional y cognitivo de sus hijos

El siguiente artículo de Jennifer Delgado, desde mi propia perspectiva, habla de la función paterna. La función paterna puede ser ejercida, al igual que la materna, por figuras adultas presentes y con permanencia en la vida de los niños/as. Así como un padre puede ejercer la función materna de alimento y cuidado amoroso, una madre puede ejercer la función paterna de puesta de límites y estímulo por explorar lo que sucede por fuera del hogar. Muchos abuelos ejercen de padres de manera muy efectiva. Es fundamental que alguien pueda intervenir entre la madre y el niño/a para que no queden atrapados en la díada. 
Lo más importante es rescatar lo necesario del ejercicio adecuado de esta función en el desarrollo saludable. Y si quienes la ejercen adecuadamente son los padres reducimos los riesgos 

Friedrich Nietzsche afirmó: “aquel que no tiene padre, debería procurarse uno”. El filósofo se refería a que los padres son tan importantes para el desarrollo de los niños como las madres. De hecho, tanto el amor como el rechazo de cualquiera de los dos progenitores pueden afectar profundamente el equilibrio emocional, la autoestima y la salud mental de sus hijos.
En diferentes estudios se ha apreciado que la ausencia del padre conlleva a problemas de adaptación en los niños, así como a la aparición de comportamientos disruptivos y de riesgo a medida que crecen. Obviamente, su presencia y comprensión tienen el efecto contrario: facilitan la adaptación del niño y promueven un desarrollo psicológico saludable.
El estado mental del padre afecta directamente a sus hijos
Investigadores de la Universidad Estatal de Michigan realizaron un estudio en el que analizaron la importancia de los padres en la vida de sus hijos. A lo largo de la investigación recogieron los datos de unas 730 familias de todo el país. 
Estos psicólogos se centraron en analizar los efectos del estrés paterno y los problemas mentales como la depresión y la ansiedad en los hijos. Así encontraron que estos problemas afectaban la relación de los padres con los niños y, por ende, influía en el desarrollo de estos. 
Obviamente, se trata de un resultado previsible, algo así como descubrir el agua tibia. Sin embargo, lo más interesante fue que el estado mental de los padres tenía implicaciones a largo plazo en sus hijos, sobre todo relacionadas con habilidades sociales como el autocontrol y la capacidad para cooperar con sus coetáneos. 
Por ejemplo, se apreció que cuando los padres sufrían depresión durante los primeros años de la vida de sus hijos, ésta podía afectar más el desarrollo social de los niños que la depresión o la ansiedad materna. En el estudio también se comprobó que un nivel elevado de estrés de los padres cuando sus hijos tienen entre 2 y 3 años, es particularmente dañino para el desarrollo cognitivo y del lenguaje. 
Lo más curioso es que estos problemas surgieron independientemente de la influencia positiva que podía ejercer la madre. No obstante, como era de esperar, la influencia de los padres fue más patente en los niños que en las niñas, probablemente porque estos se identifican más con la figura paterna y, por ende, les afecta más su comportamiento.

Los daños que provoca la ausencia del amor paterno

En los últimos años los psicólogos han comenzado a estudiar con mayor profundidad el rol de los padres en el desarrollo infantil. Así han surgido diferentes investigaciones que resaltan la importancia de la figura paterna. Se ha apreciado que cuando los pequeños tienen un padre que se involucra activamente en su educación, se muestran más seguros para descubrir su entorno y son más estables emocionalmente a medida que crecen. También suelen tener un mejor desempeño académico y desarrollan mayores habilidades sociales.
Hace poco unos psicólogos de la Universidad de Connecticut analizaron los datos de 36 estudios, que incluyeron a 10.000 padres y sus hijos e hijas. Estos investigadores querían comprender cómo un padre distante o frío podía afectar el desarrollo de sus hijos. Encontraron que los niños que se sentían rechazados por sus padres, mostraban signos de ansiedad e inseguridad, así como conductas más agresivas y hostiles.
Estos resultados hacen patente el hecho de que los padres son tan importantes para el bienestar psicológico de sus hijos como las madres, y que tienen una enorme responsabilidad en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.

Padres, ¿cómo mejorar el estado de ánimo?

La paternidad no es una misión sencilla, sobre todo para los padres primerizos. Es normal que los padres, al igual que las madres, tengan sus propios temores, inseguridades e inquietudes. A esto se le suma que muchos padres se sienten obligados a mostrarse fuertes y ser el apoyo emocional de sus parejas, por lo que corren un riesgo mayor de sentirse desbordados emocionalmente. De hecho, esta situación los hace más propensos a padecer un estrés elevado, lo cual le hará mal al pequeño.
- Reconoce los signos de estrés. El primer problema que tienen muchos padres es que, imbuidos en su rutina cotidiana y sintiéndose obligados a ser el sostén de la familia, ni siquiera reconocen los signos de estrés. Por eso, el primer paso es reconocer que te sientes ansioso o estresado. También es importante que detectes los detonantes del estrés en tu vida cotidiana, para que puedas eliminarlos o al menos minimizar su impacto.

- Reserva un espacio para ti. Es importante que los padres tengan una vida propia, más allá de los cuidados y la atención que puedan darle a su hijo. Por eso, asegúrate de pasar tiempo de calidad y a solas con tu pareja, así como de no abandonar por completo tus aficiones. Ese tiempo te permitirá relajarse y reponer energía. Recuerda que para cuidar de tu hijo, primero debes cuidar de ti.

- Expresa lo que sientes. Hablar de tus miedos, preocupaciones y ansiedades te ayudará a sentirte mejor. No tienes por qué esconder esos sentimientos. De hecho, es importante que tu pareja conozca tu preocupación por ser un buen padre y por apoyarle, sentimientos que os permitirán fortalecer los lazos que os mantienen unidos.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿EN QUÉ PUEDE AYUDARTE TU HIJO EN LA COCINA ENTRE LOS 2 Y LOS 12 AÑOS DE EDAD?

Cada mamá sueña con que sus hijos se conviertan en personas autosuficientes. Mientras tanto, los mismos padres no se sienten seguros con aquellas cosas que ya podría hacer su hijo desde muy temprana edad.
Genial.guru, al estudiar cuidadosamente las ideas de Maria Montessori, creó para ti esta infografía donde se ve qué cosas pueden hacer los niños en la cocina entre sus 2 y 12 años de edad.

Ilustradora Anzhelika Girel

viernes, 16 de septiembre de 2016

Científicos descubrieron que al día, en promedio, dedicamos al niño 12,5 minutos. De este tiempo, 8,5 se destinan a reproches y prohibiciones. Solamente 4 minutos quedan para una comunicación afectuosa.

https://genial.guru/inspiracion-crianza/4-preguntas-magicas-que-debes-hacerle-a-tu-hijo-cada-dia-265860/
La escritora Jamie Harrington elaboró 4 preguntas que debes hacerle a tu hijo todos los días. «Hazle a tu hijo preguntas abiertas a las que no pueda responder con un simple „sí“ o „no“. Esto anima a los niños a describir sus sentimientos y evaluar sus acciones», asegura. Entonces ¿cuáles son estas preguntas mágicas?

¿Qué tal ha estado tu día?

Si al principio el niño no entra en confianza y sólo dice «bien», «todo bien», etc., no vale la pena presionarlo para que responda lo que pretendes. Cuéntale sobre tu día y verás que, hasta el niño más introvertido, empezará a compartir contigo lo que lleva dentro.

¿Cómo vas con tus amigos?

Puedes preguntarle sobre un amigo en concreto o sobre todos en general. Es importante que el niño confíe en ti y no tenga miedo de contártelo todo.

¿Hoy te pasó algo bueno?

Cuando hace mal tiempo o después de un examen de matemáticas complicado, es difícil recordar algo agradable que te haya pasado durante el día, hace falta primero que pase algo que te ponga de buen humor. Por ejemplo, sin previo aviso, ir al cine, compartir juntos algunos juegos de mesa en casa, etc. Estas fantasías te sacarán a ti y a tu hijo de pensamientos pesados y lo llevarán a una onda de emociones positivas.

¿Necesitas mi ayuda?

Todos sabemos lo difícil que es, a veces, pedirle ayuda a alguien. Es poco probable que un niño que no está acostumbrado a recibir ayuda en cosas pequeñas, te reclame en una situación difícil. Por eso, empieza por lo pequeño: ofrécete a arreglar con él su habitación, a ayudarle con sus deberes. No temas mimar a tu hijo/hija porque cuanto más lo ayudes en cosas pequeñas, más crece la posibilidad de que, en caso de conflicto serio, el niño acuda a ti, si lo necesita, para recibir un consejo. Sin embargo, esto no significa que haya que empezar a hacerlo todo por el niño.
Escuchando a tu hijo, no lo interrumpas y no te apresures a sacar conclusiones y juzgarlo antes de tiempo. Coméntalo sólo cuando te lo pida. No evites el contacto físico, abraza a tu hijo o tómalo de la mano. Si ahora estás de mal humor o no tienes tiempo, díselo con toda sinceridad y acuerda un tiempo en el que puedas estar con él más tarde.
Fuente vospitaj.com

jueves, 25 de agosto de 2016

QUE EMPIECE POR MÍ

Los milagros en el mundo material son antecedidos por cambios milagrosos en tu propio carácter, porque la realidad física y la naturaleza humana están íntimamente conectadas.
Crear transformaciones extraordinarias en el interior permite que el universo exprese externamente este cambio interno.
Enciende el poder de los milagros el día de hoy. 
Libérate del egoísmo, odio y autocompasión.
De la Kabbalah... por Yehuda Berg

domingo, 3 de julio de 2016

Piel de cordero... Robert Hare, el mayor referente mundial en personalidades psicopáticas, vuelve a alertarnos.

Sonríe Robert Hare. A menudo y como mirando hacia otra parte, con la sonrisa levemente amarga de quien ha visto mucho, quizá demasiado, pero a pesar de ello no ha conseguido que su mensaje termine de calar. Los psicópatas no son solo los fríos asesinos de las películas. Están en todas partes, viven entre nosotros y tienen formas mucho más sutiles de hacer daño que las meramente físicas. Los peores, dice, llevan ropa de marca y ocupan suntuosos despachos, en la política y las finanzas. La sociedad no les ve, o no quiere verles, y consiente.














-¿Por qué parece que en ciertos países hay más psicópatas que en otros?
-No es cierto. Es un problema universal, igual en todas partes, solo que en algunos países se tolera más. Por ejemplo, en Sudán, matar se considera un comportamiento aceptable. Incluso en Estados Unidos, comportamientos que hace 15 años no se aceptaban, ahora sí. Comportamientos claramente psicopáticos y que aparecen continuamente en el cine y la televisión. Violencia, maldad, premeditación, sangre fría, falta de remordimientos...
-¿Es la falta de empatía el elemento clave de la psicopatía?
-Sí. La empatía es una característica humana y se puede representar en una curva. La mayoría estamos en el centro. Y ambos extremos son malos. Tampoco es buena demasiada empatía. La naturaleza nos ha dado la capacidad de conectar. Pero los psicópatas no tienen esa capacidad.
-¿Es cierto que son más inteligentes que el resto?
-Si hablan de medicina, parece que saben más que un médico, aunque el interlocutor sepa que no saben nada. Si van detrás de un político y le hacen una foto, ya dicen que son amigos. Parecen inteligentes, pero en realidad no son especialmente brillantes. Algunos sí, claro. Y cuando son inteligentes son más peligrosos.
-¿Están mezclados con nosotros, en el mundo real?
-Por supuesto. Y la mayoría de los psicópatas no son asesinos. Están en la política o en los negocios. Y si cometen un asesinato es, a lo mejor, porque te has puesto en su camino o porque sencillamente no les has caído bien. Están en todas partes. Son personas que saben controlar a los demás pero parecen muy buenos. Tienen carisma y son líderes. Carisma sin conciencia.
-¿Qué proporción de psicópatas hay entre la población?
-Cerca del 1%, según una estimación que hice hace diez años. Pero nuevos estudios demuestran que depende mucho de cómo se mida y de los criterios que se usen.
-Usted creó los test de psicopatía más utilizados...
-Sí. En dos versiones. La primera (PCLR) consta de veinte criterios y la segunda (PCL) mide doce. Es esta segunda herramienta, más sencilla, la que se más se utiliza. Los resultados se colocan en un diagrama con dos ejes. Uno de puntuación, entre 0 y 24, y otro de población. La mayoría de las personas tienen puntuaciones muy bajas, pero a partir de 18 puntos son psicópatas. Y, efectivamente, existe cerca de un 1% de la población con más de 18 puntos.
-¿Se puede ser amigo de un psicópata?
-Sí, pero no mucho. Hay personas a quienes les encantan los psicópatas. Porque son divertidos. Te van a engañar y a chupar la esencia, pero resultan atractivos, aún a costa de ese precio tan alto. Al final, cuando ya no les sirves, te dejan. Los psicópatas son esponjas emocionales y absorben todo lo que tengamos. Pero si exprimes una esponja, suelta todo lo que cogió. Ellos no. Si los aprietas, sólo saldrá polvo.
-¿Cómo influye ese 1% de psicópatas en el resto de la sociedad?
-Ese 1% puede tener impacto sobre millones de personas. Fíjese, por ejemplo, en los grandes escándalos financieros, con pérdidas para miles de personas. Detrás hay una mente psicópata. En los grandes negocios la psicopatía no es una excepción. ¿Qué tipo de persona cree usted que es capaz de robar a miles de inversores, de arruinarles aunque después se suiciden? Dirán que lo sienten, pero nunca devolverán el dinero. Es incluso peor que lo que hacen muchos asesinos.
-¿Y los políticos?
-La política y el póker son dos ocupaciones cuyas reglas obligan a mentir y engañar. Si los políticos fueran sinceros no serían elegidos. Muchos son mentirosos a secas. No tienen forzosamente que ser psicópatas. Pero la política es un medio fantástico para que se desarrollen, el mejor ambiente, el ideal. Igual que los negocios, que cambian con mucha rapidez. Ahí los psicópatas se desenvuelven como pez en el agua.
-¿Quiere decir que en círculos políticos y financieros hay más psicópatas que entre la población normal?
-Por supuesto que sí. Docenas de políticos de alto nivel deberían claramente estar en la cárcel. Son psicópatas, pero no puedo decir nombres. Tengo impresiones, y muchas. Pero debería aplicarles mi test. Me gustaría estudiar a algunos más a fondo. Y eso complicaría mucho la vida de los políticos honrados.
-¿Cómo puede la sociedad defenderse?
-Es prácticamente imposible para la sociedad defenderse de eso. Porque son ellos los que, además, hacen las reglas, dictan los principios y gastan millones para explicar al mundo que lo que hacen es fantástico. No sé lo que podríamos hacer. Para esto las elecciones no sirven. La gran mayoría de las personas no funcionarían bien en estos puestos. Lo dejarían, no servirían. No quiero decir que todo el mundo en esas posiciones sea psicópata, pero sí digo que el porcentaje entre ellos es muy superior al 1% general. Y que con diez ejecutivos, o políticos psicópatas entre mil, ya sería suficiente. Un pequeño ejército de soldados puede ocupar un país entero.
-¿Qué hacer entonces?
-Lo mejor y lo único que se puede hacer es intentar comprender. Y la sociedad no lo entiende porque la psicopatía es diferente. No hay patrones, como pasa, por ejemplo, con la esquizofrenia. Pasan años antes de identificar a un psicópata.
-¿Se puede curar?
-No. No tenemos procedimiento alguno para curar porque no hay nada que curar. Es un comportamiento con anomalías neurológicas. Pero no hay pacientes que pidan ayuda, que sufran. El problema lo tienen los demás. Ellos están perfectos, y se sienten perfectos. Nunca podrán sentir empatía, ponerse en el lugar de otra persona, tener sentimientos hacia alguien. Ni siquiera por los seres más próximos, padres, hermanos, pareja, hijos... Los psicópatas no tienen emociones, y no es posible enseñárselas.
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